El duelo se vive.

Cuando hablamos del duelo, lo primero que se nos viene al a mente es "sufrimiento/tristeza/dolor" y en una manera de defensa, nos negamos a querer aceptar y experimentar tal emoción.

Si es cierto que el duelo está relacionado directamente con la pérdida o separación, este no solo abarca el área del fallecimiento, sino que constituye cualquier pérdida del individuo: Trabajo, pareja, amistad, divorcio, etc.

Todos pasamos por un proceso de duelo, sin embargo, el proceso de recuperación no suele ser igual en todas las personas, varía de acuerdo a las condiciones o la situación en la que se dio la pérdida (repentina, anunciada, esperada, etc) en algunos sujetos el proceso de recuperación se puede volver más difícil o más largo.

Vivenciar el duelo, es atravesar cada una de sus etapas:

PRIMERA ETAPA: Negación (shock)

Aquí no se acepta la pérdida, aparentamos que nada sucedió como una manera de protegernos, es una defensa temporal por parte del sujeto.

SEGUNDA ETAPA: Agresividad (enfado, ira, rabia)

Nos damos cuenta que la negación no nos ayudará a nada, así que comienza este proceso de ira, buscando responsables al rededor y sintiendo injusticia e impotencia por no haber evitado la pérdida.

TERCERA ETAPA: Negociación 

Empezamos a  negociar con nosotros mismos y con los que nos rodean los pros y contras de la pérdida ( "No está aquí conmigo, pero tampoco está sufriendo" -en caso de un fallecimiento por enfermedad) 

En esta fase, se puede presenciar desinterés, apatía y sensación de tener que empezar otra vida, romper con los hábitos que ya se tenían establecidos.

CUARTA ETAPA: Dolor emocional (Depresión)

Sin lugar a dudas, en esta etapa nos toca vivir y atravesar el dolor que viene con la pérdida.

QUINTA ETAPA: Aceptación

Se ACEPTA que no hay vuelta atrás, no podemos ir en contra de la realidad.

Toca reorganizar nuestra vida.

Por muy doloroso que sea el duelo ¡debemos vivirlo! y es importante que sepamos que este proceso sí tiene un fin, no tiene un tiempo exacto y aunque resulta ser lento, es progresivo.

Terminar el duelo NO es olvidar, es reorganizar tu vida.

¡Ya basta de Wendy y Peter Pan!

Empecemos con Peter Pan:

Un niño que puede volar, que nunca crece, tiene una juventud interminable, está en el país de nunca jamás y siempre vive aventuras fantásticas. 

¡Vaya, qué vida la de Peter Pan!

Claro, ese Peter Pan es el personaje creado por James Matthew Barrie.

Ahora vayamos al "Peter Pan" de la vida real, uno denominado por el psicólogo Dan Kiley.

¿Quién es?

Pues es aquél hombre que no quiere renunciar a ser hijo para convertirse en padre, aquél hombre que simplemente... no quiere renunciar a ser niño.

No es una cuestión que esté definida por la edad, hay hombres que incluso mueren siendo Peter Pan.

Tienen miedo a crecer y asumir los roles que van llegando con la edad, son inmaduros en ciertos aspectos de su vida y a pesar de proyectar alegría, jovialidad y diversión, tienen como trasfondo inseguridad y soledad. Están en una constante búsqueda de satisfacción, quieren vivir y disfrutar cada momento de su vida, pero siempre y cuando no asuman las nuevas responsabilidades que adquirimos a medida que vamos creciendo.

Son personas inestables a nivel de pareja, mantienen relaciones superficiales y si en algún momento la relación toma un giro más serio, prefieren terminarla antes que aceptar las obligaciones del rol que deban desempeñar, el rol de la vida adulta.

Las cosas no suelen terminar bien para aquellos que deciden imitar a este personaje de James Matthew Barrie.

Querido Peter Pan, recuerda que no estamos en el país de nunca jamás, aquí tenemos que crecer, disfrutar cada etapa de nuestra vida y celebrar los años que cumplimos.

Como la moneda siempre tiene 2 caras, ahora tenemos a Wendy:

Al principio de la historia, Wendy es una niña que tampoco quiere crecer (tal cual como Peter Pan) y cede a vivir fantásticas aventuras con Peter Pan, pero al enfrentarse a la realidad que este le ofrece, de 'ser por siempre una niña' en el país de nunca jamás, sale a relucir su lado más maduro, y a ocupar otros roles más allá que el de ser simplemente una niña.

Y es ahí donde comienza actuar como madre protectora de los niños perdidos en el país de nunca jamás y a asumir responsabilidades que Peter Pan se niega a adquirir.

 

Este síndrome o complejo de Wendy, no es más que aquellas mujeres que asumen roles que no le corresponden, asumen toda la carga y no delegan responsabilidades, siempre quieren satisfacer al otro en todo.

Como madres, juegan a ser madres orquestas, asumiendo toda la carga, sienten que ellas son las únicas que pueden encargarse de las cosas.

Como parejas, asumen roles que no le corresponden y en lugar de convertirse en novia/esposa, por el contrario, asumen una figura maternal ante su pareja.

En el síndrome/complejo de Wendy, existe el miedo al rechazo -es por eso que siempre buscan complacer y encargarse de todo- aunado a esto, existe una constante búsqueda de aceptación.

Para reforzar estas conductas, Wendy necesita a Peter Pan y Peter Pan necesita a Wendy, así que ¡Ya basta de Wendy y Peter Pan!

Vamos a asumir los roles que nos corresponden y las responsabilidades que nos lleguen, vamos a vivir de manera equilibrada, vamos a celebrar los años que cumplimos y a disfrutar cada etapa de la vida.

NOTA:

En cada síndrome hice uso del género que corresponde al personaje animado, sin embargo, el síndrome de Peter Pan se puede dar en HOMBRES y MUJERES, y lo mismo aplica para el síndrome de Wendy.