martes, 30 de junio de 2015

El duelo se vive.

Cuando hablamos del duelo, lo primero que se nos viene al a mente es "sufrimiento/tristeza/dolor" y en una manera de defensa, nos negamos a querer aceptar y experimentar tal emoción.

Si es cierto que el duelo está relacionado directamente con la pérdida o separación, este no solo abarca el área del fallecimiento, sino que constituye cualquier pérdida del individuo: Trabajo, pareja, amistad, divorcio, etc.

Todos pasamos por un proceso de duelo, sin embargo, el proceso de recuperación no suele ser igual en todas las personas, varía de acuerdo a las condiciones o la situación en la que se dio la pérdida (repentina, anunciada, esperada, etc) en algunos sujetos el proceso de recuperación se puede volver más difícil o más largo.

Vivenciar el duelo, es atravesar cada una de sus etapas:

PRIMERA ETAPA: Negación (shock)

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Aquí no se acepta la pérdida, aparentamos que nada sucedió como una manera de protegernos, es una defensa temporal por parte del sujeto.







SEGUNDA ETAPA: Agresividad (enfado, ira, rabia)

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Nos damos cuenta que la negación no nos ayudará a nada, así que comienza este proceso de ira, buscando responsables al rededor y sintiendo injusticia e impotencia por no haber evitado la pérdida.







TERCERA ETAPA: Negociación 


Resultado de imagen para negociacion dueloEmpezamos a  negociar con nosotros mismos y con los que nos rodean los pros y contras de la pérdida ( "No está aquí conmigo, pero tampoco está sufriendo" -en caso de un fallecimiento por enfermedad) 

En esta fase, se puede presenciar desinterés, apatía y sensación de tener que empezar otra vida, romper con los hábitos que ya se tenían establecidos.


CUARTA ETAPA: Dolor emocional (Depresión)

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Sin lugar a dudas, en esta etapa nos toca vivir y atravesar el dolor que viene con la pérdida.







QUINTA ETAPA: Aceptación

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Se ACEPTA que no hay vuelta atrás, no podemos ir en contra de la realidad.
Toca reorganizar nuestra vida.








Por muy doloroso que sea el duelo ¡debemos vivirlo! y es importante que sepamos que este proceso sí tiene un fin, no tiene un tiempo exacto y aunque resulta ser lento, es progresivo.

Terminar el duelo NO es olvidar, es reorganizar tu vida.


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